Musique des Andes musica de los Andes
Por Marco Antonio QUIROS
Para quienes fuimos testigos del acontecer de las ultimas tres decadas, el fallecimiento de Mario P. Gutierrez constituye la perdida de un inmenso valor de la musica boliviana.
INICIOS
La grandeza de Mario P. Gutierrez fue que nacio, vivio y murio con la misma discrecion. Sin embargo, sera por eso que su obra ha sido mal conocida o hasta desconocida, inclusive. En su haber se suman composiciones por decenas y cada cual con gran merito. De suerte que sera materia para que los expertos hagan la antologia correspondiente.
Su personalidad tan fuerte como enigmatica le dio un cariz emblematico, con infinidad de recovecos: un hueso dificil de roer finalmente.
A nuestro musico se le debe, por ejemplo el haber inventado el concepto de “grupo reducido” con capacidad para producir musica con un abanico variado de instrumentos autoctonos. Es asi como creo, a fines de los años 60 a “RUPHAY” (rayo de sol, en quechua), una comunidad de habilosos especialistas de intrumentos de viento, cuerdas y percusion; estaban dotados, ademas, de voces polifonicas muy afiatadas.
Su estilo sento escuela dentro y fuera de Bolivia, aunque fue practicado con fortunas dispares. Con RUPHAY tambien experimento, desde sus inicios, cierta forma de composicion basada en la evocacion paisajista o costumbrista. Eran tiempos de euforia juvenil cuyo corolario fue sacar de su estado marginal el uso de instrumentos musicales como la kena, el charango, el pinkillo, el moceño, la tarka, etc. y propagarlos a nivel citadino, en ese esfuerzo Mario P. Gutierrez, fue uno de los fundadores de la famosa Peña NAIRA.
EUROPA
Corria el año 1973 cuando Mario P. Gutierrez, junto con RUPHAY y los solistas : Basilio Huarachi, Lucho Cavour y Ricardo Mendoza, emprendio el camino de la diaspora europea, en procura del reconocimiento internacional para la musica andina practicada en Bolivia.
Iba cargado de sus mejores piezas compuestas hasta entonces. Sin embargo, los primeros contactos con el viejo mundo fueron dificultosos ya que el publico, acostumbrado a ciertos moldes de musica (kena, charango, guitarra, bombo) practicados por sudamericanos, tardo en aceptar estilos mas genuinos.
Era como un capullo, el cual una vez roto – en Francia, Alemania y Belgica especialmente – dejo la puerta abierta a la curiosidad popular. Los recitales se multiplicaron y la prensa comenzo a reconocer el talento de los musicos bolivianos.
Cuando Gutierrez llevaba a sus musicos en largas y agotadoras presentaciones publicas o giras, su capacidad creadora no se detuvo, al contrario, se agudizo, como si la distancia geografica de su Altiplano le estimulara aun mas. Asi tambien tallo aquel arquetipo del musico andino apto de por si para ejecutar perfectamente un instrumento autoctono sin tener formacion previa, puesto que su capacidad para hacerlo es innata; la prueba de ello fue la marcada sucesion de integrantes del plantel de RUPHAY.
CONVICCIONES MUSICALES
Pero el razgo que le singulariza, con respecto a otros creadores o responsables de gurpo artistico, es que no sucumbio a los cañones impuestos por los editores de discos, tanto de Bolivia como de Europa. Se mantuvo a distancia de la facilidad lenifiante a que estan obligados otros, incluso a riesgo de su propio marginamiento o de su bienestar material.
Es que Gutierrez creyo siempre en sus proprias convicciones musicales. Se insurgia contra la apelacion “FOLKLORICA” que otros intentaban dar a su forma de hacer musica, por considerarla peyorativa.
Abogaba por la puerza instrumental o vocal, pero sin fariseismos. Desde años y hasta el final de su vida, Mario Gutierrez manifesto su desencanto por la actual creacion boliviana – segun decia – por las modas, por las voces masculinas ridiculamente agudas o por las trajinadas letras con temas escapistas.
Su creacion no estuvo excenta de carga ideologica, lo que, sin embargo, de ninguna manera fue o sera motivo para que el artista se viese comprometido con cualquier agrupacion politica. Las circunstancias de lo que él llamo “una toma de consciencia” fueron estimuladas por la ponderacion de los valores culturales de su patria. Su sincero anhelo por una Bolivia orgullosa de sus razas, de sus idiomas y de sus creencias, se convirtio en leitmotiv para sus composiciones al promediar los años 70 y comienzos de los 80.
MISION RECTIFICADORA
La presencia de los idiomas aymara y quechua en sus canciones, estuvo en coherencia con una simbolica militancia en favor de “lo indio”, lo que en musica se tradujo en un deliberado abandono de los instrumentos como la guitarra o ritmos como la cueca, el bailecito o la morenada, favoreciendo lo estrictamente indoamericano.
Mario Gutierrez fue de los que pensaron que la presencia de un artista aymara o quechua debe estar investida de una mision rectificadora, con la finalidad de anatemizar hasta triturar los estereotipos achacados a las masas indias consideradas como anonimas, sin historias, sola aptas para soportar pasivamente las colonizaciones sin fin. desmistificar en suma, ese espacio apetecible para el vagabundaje turistico o amenizado con ciertos resabios de musica agradable pero desesperadamente folklorica.
El publico o la intelectualidad occidentales no siempre fueron indiferentes al mensaje vehiculado por Gutierrez y sus compañeros: “Es tiempo de alzar los equivocos. Los indios que escuchamos – como Ruphay – son los herederos de una de las mas altas civilizaciones del mundo”: “Los canstos que han recogido de la propria boca de su pueblo vivo, expresan la continuidad de una civilizacion comunitaria y cosmica”; tal es la opinion de elites europeas.
Si el activismo le dio amplio sentido a su presencia en Europa, no lo fue menos su ansia de renovacion pues hallo nuevas sonoridades, una veces dictadas por su propria inspiracion, otras por la tradicion vernacular.
En el repertorio de RUPHAY aparecieron en 1976 viejas melodias quechuas que datan del siglo XVII. Habian sido recopiladas por viajeros y en Italia Mario Gutierrez las encontro entre coleccionistas para adaptarlas al grupo.
OTRAS FORMAS DE EXPRESION
En el transcurso de los ultimos años, Mario Gutierrez, personalidad multifacetica, encontro otra via para hacer la apologia de los cosmico y lo comunitario de las sociedades andinas.
Escribio folletos y mas particularmente el ensayo “El Huerfano Cosmico” cuyo contenido es un ejercicio de estilo para que el mundo en desasosiego por tantos horrores y guerras de los tiempos actuales, se fije tambien en la sencillez de un modo de vida cual es el de los indios de Bolivia.
En lo musical ha sido tambien un periodo prolijo porque experimento una premonitoria prisa de plasmar, lo mas pronto posible, un audaz proyecto. Se trata de toda una obra basada en la evocacion de las estaciones climaticas del Altiplano con el empleo de la kena, un violoncelo y la reaparicion de la guitarra. Es su canto del cisne.
Marco Antonio QUIROS
Neuville les Dieppe – 31 de octubre de 1994
Copyright 2016 © tetraxion